Caça Social

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martes, 5 de septiembre de 2017

Serpiente de herradura, una invasora exitosa

La investigadora Elba Montes, en Guam, con una serpiente. ELBA MONTES

Los investigadores atribuyen el éxito de la invasión de la culebra de herradura a la falta de enemigos naturales
Los ejemplares de esta especie en Ibiza presentan mayores tallas y las puestas son más grandes
Con la llegada del nuevo milenio llegaron a las Pitiusas las serpientes; los olivos centenarios son los 'caballos de Troya' que ocultan en su interior reptiles hibernando o sus huevos. La moda del jardín mediterráneo ha abierto las puertas a los ofidios invasores y la amenaza se extiende cobrándose sus víctimas, la primera damnificada es el endemismo balear Podarcis pityusensis (lagartija de las Pitiusas), una presa fácil y que constituye una parte importante de su menú.
Gran parte de la isla de Ibiza está siendo colonizada por la serpiente de herradura(Hemorrhois hippocrepis) y la de Formentera por la de escalera (Rhinechis scalaris), las dos especies campan a sus anchas y se sienten incluso más a gusto que en su casa ¿Es posible su erradicación?
La ambientóloga Elba Montes viajó en enero a Guam, en el archipiélago de las Marianas, una isla aproximadamente del tamaño de Ibiza, invadida por serpientes. Quería ver qué estaba ocurriendo en ese lugar y cómo se enfrentaban al problema. «En la década de los 50, entraron con las mercancías algunos ejemplares deculebra arbórea café (Boiga irregularis) y, como no se tomaron medidas, colonizaron por completo la isla, -comenta-, cuando se pusieron manos a la obra ya era demasiado tarde, la población había alcanzado densidades elevadísimas; en unas tres décadas exterminaron gran parte de la fauna autóctona, sobre todo las aves, lo que favoreció la proliferación de insectos y arañas por la ausencia de depredadores».
Su desaparición ha provocado cambios significativos en la estructura del bosque y la vegetación porque muchas de las especies extinguidas dispersaban semillas. Pero, además del impacto en la biodiversidad, las serpientes ocasionan también grandes pérdidas económicas, produciendo continuas averías en el sistema de suministro eléctrico, ya que es común que trepen por los cables. Con una población estimada en unos dos millones de ejemplares, la isla de Guam es un ejemplo del desastre ecológico que puede llegar a desencadenar una invasora.
En Ibiza, lo mismo que sucede en Guam, los ofidios prácticamente no tienen enemigos y todo apunta a que la plaga está muy extendida. Elba Montes, técnica de Consell Insular de Ibiza, está investigando la invasión de la culebra de herradura, que es la que ha tenido más éxito en esta Isla. «Junto con Jaume Estarellas, comencé un proyecto piloto para hacer un diagnóstico de la situación y ver qué métodos y trampas funcionaban mejor, y se ejecutó en 2014 y 2015», explica, «como trabajamos con la Asociación Herpetológica Española (AHE), el que entonces era su presidente, Juan Manuel Pleguezuelos, uno de los máximos expertos del país en ofidios ibéricos y que ha estudiado estas culebras en su hábitat nativo peninsular, me propuso hacer el doctorado sobre este tema».
«Una de las cosas que más nos ha llamado la atención es la tendencia al gigantismo», añade, «en tan solo una década observamos que en las Pitiusas hay ejemplares más grandes que los máximos que se han detectado en la península, lo que significa una plasticidad fenotípica muy rápida. El individuo más corpulento de esta especie (1.894 milímetros de longitud total, y 1.442 gramos de peso) ha sido encontrado en Ibiza. En la península el récord es de 1.660 milímetros y 675 gramos.
Pero, además, si hacemos una media entre las de la isla y las ibéricas, estas últimas son mucho más pequeñas. lo que implica un incremento del 114% en la longitud total y del 213% en el peso máximo».
«Lo primero que comenzamos a estudiar fue su dieta y encontramos una tasa de depredación sobre reptiles muchísimo más alta que en el resto de poblaciones, incluyendo las introducidas en otras islas del Mediterráneo como Cerdeña y Pantelaria, dos lugares en los que también hay estas serpientes», señala Montes. «En su medio natural gran parte de la dieta son animales endotermos, roedores, micromamiferos y aves. Aquí la presa más frecuente es la lagartija, aproximadamente el 57% de su dieta es Podarcis pityusensis, algo muy preocupante porque se trata de una especie endémica, y el resto son diferentes animales, como pollos de mirlo, salamanquesas, ratones y ratas campestres. Además, las culebras de Ibiza presentan grandes niveles de grasa».
La reproducción es otro aspecto que están estudiando los investigadores y en el que también aparecen diferencias. «Comienzan a ser reproductoras a longitudes menores, y tienen puestas más grandes», destaca. «Lo más sorprendente es que el número de hembras que se reproducen cada año en Ibiza es de un tercio, mientras que en la península es prácticamente el 90%».
Si la presa más frecuente es la lagartija, un animal que no aporta gran cantidad de energía ¿cómo se explica la tendencia de la culebra al gigantismo? Si sólo un tercio de las hembras en periodo de reproducción están siendo reproductoras ¿cómo se explica su éxito invasor? Los investigadores creen que la hipótesis más plausible es la de 'liberación de enemigos', conocida como Enemy Release Hypothesis.
«Atribuimos el éxito de la invasión a esta teoría», apunta Montes. «Cuando una especie llega a un lugar y no tiene los enemigos naturales de su área nativa se le está allanando el camino, todo son facilidades. Puede alcanzar tallas más grandes y, seguramente, mayor longevidad, -aunque por el momento no dispongo de datos demográficos-, hasta el punto de que las hembras se pueden permitir el lujo de reproducirse cada tres años de media y que esto sea suficiente, no solo para mantener la población, sino para incrementarla. Lo que estamos viendo en Ibiza es que se están expandiendo».
Otra de las sorpresas que ha hecho saltar todas las alarmas, ha sido ver culebras de herradura nadando en el mar. «Tenemos fotos y datos de avistamientos y es preocupante sobre todo por los islotes», alerta, «si los alcanzaran sería un desastre. En estos espacios crían aves en peligro de extinción o vulnerables, como la pardela balear (Puffinus mauretanicus), y habitan subespecies de lagartijas específicas para cada islote, por lo que su llegada supondría la extinción de una subespecie».
De los siete depredadores que tiene la culebra en la península solo dos están en Ibiza, el cernícalo y los gatos, que tampoco capturan ejemplares muy grandes, por lo que a la hora de la verdad no tienen enemigos que les hagan frente. Teniendo como referente lo sucedido en la isla de Guam ¿qué podría suceder en las Pitiusas? «Por ahora están comiendo lagartijas porque son una presa fácil, pero a medida que éstas vayan escaseando, lo más previsible es que comiencen con las aves», avisa. «En los contenidos estomacales hemos encontrado pollos de mirlo lo que significa que podrían depredar crías de especies como la curruca balear o la pardela».
«La prevención es lo más eficiente, pero si las invasiones no se atajan en sus comienzos con contundencia son imparables. Me temo que con los medios actuales se extenderá por toda la Isla», aventura. «La vía de entrada principal es el olivo ornamental, empezaron a verse cuando comenzó el trasiego de estos árboles, pero el comercio sigue y de alguna manera se tendría que regular, porque la invasión continúa. El invierno y verano son las estaciones de mayor riesgo porque hay culebras hibernando y puestas de huevos. Además, sería de gran ayuda habilitar en el puerto un recinto cerrado con trampas y dejar el material vegetal durante dos semanas. Una de las medidas de control adoptadas en Guam para evitar que entren en otras islas es dejar los contenedores un tiempo en recintos de hormigón con trampas. Nos estamos jugando nuestra biodiversidad».

Fuente: Diario El Mundo

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